Paisaje Protegido de la Sierra del Cuera

Sierra del Cuera con Alles a los pies

Localización y Accesos
El Paisaje Protegido de la Sierra del Cuera se sitúa en el extremo oriental de la región, formando un
cordal litoral de casi 40 km de longitud que se inicia en el Sella y prosigue a escasa distancia del mar
hasta el final de la región en el Deva. Del Paisaje Protegido ha quedado excluido el sector occidental de
la sierra, entre el río Bedón y el Sella.

Características del Territorio
La sierra del Cuera constituye sin duda el elemento que en mayor medida contribuye a definir el
paisaje y organizar el espacio del extremo oriental de Asturias. Se trata de una barrera montañosa
situada a apenas seis kilómetros de la costa, lo que reduce sustancialmente las rasas costeras y limita
el poblamiento del litoral. Su carácter infranqueable delimita dos espacios geográficos que han tenido
diferente evolución histórica y social: la marina llanisca y lo que se ha denominado el trascuera, cuya
única relación posible ha sido durante siglos a través de los pastores que compartían el uso de los
altos pastos calcícolas.
El núcleo central de la Sierra del Cuera está formado por calizas paleozoicas sometidas a un modelado
kárstico muy intenso. La plataforma superior del Cuera es un mosaico de lapiaces, dolinas, uvalas,
poljés, valles ciegos, simas y un sinfín de formas kársticas que a veces hace imposible una andadura
de ademanes naturales. Sólo en las partes bajas de ambas vertientes aparecen algunas áreas
cuarcíticas, más importantes en la vertiente septentrional, donde se prolongan en las anchas sierras
planas de la rasa.
El único poblamiento reseñable se sitúa sobre la vertiente meridional, menos abrupta. Al norte, la
pendiente del cordal no permite localizar caserío alguno y la población se concentra casi por completo
sobre las rasas costeras. Sólo la aldea de El Mazucu se atreve a asomarse a las primeras estribaciones
siguiendo la hendidura de La Tornería.

La Vida Vegetal
A primera vista, desde la rasa costera llanisca el Cuera aparenta ser una muralla de blancas calizas
desprovistas de vegetación. La fuerte pendiente de la vertiente septentrional, la intensidad del
pastoreo y los reiterados incendios han terminado por desvestir el roquedo de cualquier tipo de
cubierta vegetal. Sólo a retazos pueden observarse densos matorrales de aulaga (Genista hispanica
subsp. occidentalis) y algunas avellanedas. El arranque de la ladera está ocupado en muchos puntos
por un castañedo secular que debió ser en tiempos muy productivo, pero que actualmente se
encuentra envejecido y en progresiva decadencia, probablemente debido a las enfermedades fúngicas
propias de un microclima extremadamente húmedo.
Sin embargo, rebasada la primera línea de cumbres el Cuera se abre a estrechos valles, ciegos en
muchas ocasiones, que albergan un sinfín de praderas y brañas orladas de fresnos, arces y espineras.
El valle más ancho y productivo desde el punto de vista ganadero es sin duda la Llosa de Viango que
constituye probablemente uno de los mayores poljés de la región, una enorme cubeta en la que se han
acumulado los residuos arcillosos insolubles procedentes de la caliza previamente disuelta, dando
lugar a una llanura de difícil drenaje y fácilmente inundable.
En las laderas por encima de la Llosa de Viango y casi hasta la cumbre más alta de la Sierra, el Pico
Turbina, se sitúa la masa boscosa más extensa de la sierra: un hayedo eútrofo orientado al norte, que
recoge las frecuentes nieblas que impelidas desde el océano no logran rebasar el cordal.
Hacia la vertiente meridional el relieve se suaviza y brañas y prados alternan con áreas de matorral,
bosques de encina (Quercus ilex) y en las áreas más bajas, de litologías silíceas algunos retazos de
carbayedas oligótrofas y rebollares.
Entre la flora protegida debe destacarse, además de la ya mencionada encina (Quercus ilex), el
helecho macho asturiano (Dryopteris corleyi), que crece en algunas áreas de brezal sobre sierras
silíceas al pie de la vertiente septentrional del Cuera, y el helecho de los colchoneros (Culcita
macrocarpa) también presente en este espacio.

La Vida Animal
La fauna de mayor interés observable en el Cuera es sin duda la correspondiente a los diferentes
grupos de rapaces diurnas como el azor (Accipiter gentilis), el halcón peregrino (Falco peregrinus) o el
buitre común (Gyps fulvus) que son moradores habituales del área. Tampoco es rara la presencia de
alimoche (Neophron percnopterus) o águila real (Aquila chrysaetos), nidificantes en la zona o
procedentes de las vecinas estribaciones de los Picos de Europa.